La gestión forestal sostenible es una estrategia esencial que garantiza que el uso de los bosques como recursos no comprometa su existencia futura. En este contexto, las prácticas de corta sostenible juegan un papel crucial. Al seleccionar cuidadosamente los árboles que se cortan, se minimiza el impacto ambiental y se mantiene la salud y la biodiversidad del bosque. Estas prácticas incluyen la corta selectiva, donde solo se extraen árboles maduros o aquellos que podrían obstaculizar el crecimiento de otros más jóvenes, y la corta de saneamiento, que elimina árboles enfermos o dañados que podrían afectar la salud del bosque en su conjunto.

La repoblación es otro pilar fundamental de la gestión forestal sostenible. Después de la corta, se plantan nuevos árboles para reemplazar los extraídos, asegurando que el bosque pueda continuar su ciclo natural y manteniendo su capacidad para capturar carbono, regular el clima y proporcionar hábitat para la vida silvestre. La repoblación no solo compensa las pérdidas, sino que también mejora la estructura y la diversidad genética del bosque, lo que es vital para su resiliencia frente a enfermedades, plagas y los efectos del cambio climático